D.M.

Diarreas Mentales

La trilogí­a empresarial finaliza

Clean WC por Lluís A. Oliver, en FlickrEs algo que no puedo con ello. Ya sé que he escrito sobre ello aquí y aquí, pero como una trilogía, acabaré el tema en esta entrada, ya que por quejarme no terminaría nunca.

La cosa es que son actos sencillos que no requieren haber estudiado ingeniería de caminos, telecomunicaciones o tener un máster en la rama más complicada que se te pueda ocurrir pero, ¿tan difícil es cerrar la puerta cuando ésta te la has encontrado así? Por aquí se dice a todo aquel que se la deja abierta si son de Madrid. Supongo que por la puerta de Alcalá. No tengo ni idea, la cuestión es que si algo te lo encuentras de una determinada manera, por favor, déjala como estaba.

Aunque esto no es tan grave como lo que sigue: tirar de la cadena del váter. A ver, a los hombres siempre se nos puede escapar alguna gotilla en los bordes de la taza o que vas con prisas y meas donde no tienes que hacerlo, pero normalmente sueles corregir y rectificas la trayectoria del desecho líquido. Esto se puede solucionar, o no, pasando papel higiénico (que es lo que suele haber más a mano) por la zona donde se ha manchado, aunque estoy de acuerdo (que no es una excusa) que seas muy escrupuloso y te de asco meter la mano ahí, pero el no tirar de la cadena cuando terminas… vamos, eso me parece que un cerdo asqueroso es más limpio. Eso sin contar con temas sólidos (tipo estucado, rayas discontínuas, tronquito flotador…), que eso ya es la leche, pero no voy a entrar en el tema porque igual pueden dar ganas de vomitar. Y tampoco hablemos de bares o semejantes tugurios, que algunas veces no sabes si estás ante una obra de arte o que las personas más guarras que existen sobre la faz de la tierra han pasado por allí impregnando su falta de escrúpulos por doquier.

¿Tan complicado es intentar dejar el váter igual de limpio que como te lo encontraste sin dejar rastros (y léase rastros) de nuestra propiedad? Si te da asco tocar el botón o la cadena, pones un trozo de papel y entre tu mano y el objeto en cuestión y ya está. Y así la humanidad te lo agradecerá cada vez que vaya al lavabo.

Que ser limpios no cuesta una mierda, joder.

Foto: Lluís A. Oliver

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La moda incomprendida

Moda Dior por (Lolita) • 8, en FlickrYa he comentado lo que pienso del verano y sus calores, así como de las carnes que enseñan las chicas de buen ver. Pero al igual que el que escribe esto no ha sido otorgado con grandes dosis de belleza física (y hay que tener en cuenta que no soy un experto en moda), hay otras muchas mujeres que tampoco han sido agraciadas de la misma forma.

Bien, hasta aquí todo normal. El tema es que cuando alguien no tiene esas características, normalmente lo que se suele hacer es destacar los aspectos que sí lo merecen y ocultar los que no interesan. Todo esto a criterio propio. Claro que el criterio según que personas parece que no lo tienen muy claro.

(En lo que sigue hay que tener en cuenta que no soy un experto en moda). Por una parte están las que realmente tienen un cuerpo espectacular pero un pésimo gusto para resaltarlo (una pena, pero te haces a la idea que son como las «feas» de las películas americanas que al final no lo son para nada) y las que no tienen un cuerpo decididamente bonito y se lo resaltan con prendas minúsculas (o de dos tallas menos), donde hay que reconocer el buen trabajo del telar al crear una prenda con tanta resistencia a la rotura. No sé si sabes a las que me refiero, pero yo las conozco por las que su madre siempre dice «ej que mi hija es mu moden·na«. Son esas chicas que llaman la atención por cualquier cosa menos por su atractivo físico y van embutidas en unas vestimentas que yo no sé como no se les corta la circulación sanguínea o la respiración.

También están las que van cómodas que tendrían que desterrar primero al diseñador del modelito y segundo a la que va así para que funden un pueblo con ropa de mal gusto. Lo que más me sorprende son esos pantalones tipo pirata que justo llegan por debajo de las rodillas y dejan al aire las pantorrillas, pero luego está la parte de abajo (la que te cubre tus partes y el culo) que también

edición 5 revista Exclama - moda por ottonassar, en Flickr

llega a esa altura. Vamos lo que mi madre diría que «lleva los pantalones cagaos» que parece que se te están cayendo cuando no es así. Para gustos, los colores.

Sí, los puritanos o puritanas dicen que la belleza está en el interior, pero la verdad es que creo es que eso lo dice gente que no ha visto un cuerpo abierto en canal. Seamos

realistas: todo nos entra por los ojos y escogemos así. Si nos gusta el envoltorio le ponemos más interés en conocer más y si encima resulta que el contenido también es bueno, pues mejor que mejor, pero si no nos gusta… es posible que lo descartemos de buenas a primeras y pasemos a otros envoltorios.

Todo lo comentado es aplicable también al sexo masculino, lo que pasa es que por mi tendencia heterosexual poco puedo aportar ya que por decirlo así, poco me fijo.

Foto superior: (Lolita) · 8
Foto inferior: ottonassar

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El verano ya llegó

los negros también llevamos chanclas. por yaι sHeta, en FlickrMuchos de mis conocidos (sobretodo los más cercanos) saben que odio el calor y en consecuencia el verano. Eso sí, reconozco que tiene cosas buenas como que por ejemplo las chicas de buen ver enseñan más carne. No sé si por el calor o para decir «mira lo estupenda que estoy y que no vas a probar». Hay otras no tan importantes como que la gente sale más, está más contenta y todas esas cosas.

Vale, todo eso en verano. Pero aunque hasta el 21 de junio (que yo sepa) no empieza oficialmente, las temperaturas pueden subir previamente más que en invierno (evidentemente). Y por subir me refiero pasar de 10º C a 22-25º C. Es notable pero no como para tirarse a la playa (hombre, si está buena (pequeña frase jocosa del día)). Pero es que hay gente que se adelanta como hace El Corte Inglés con la Navidad.

La semana pasada iba en el autobús y me fijé en un tipo que llevaba una camisa floreada por fuera de las bermudas, todo ello conjuntado con las evidentes chanclas. Llegados a este punto piensas (porque uno de vez en cuando lo hace): si ahora con 23º C en la calle va así, no quiero imaginarme (bueno, quizás cambiaría de parecer si hubiese sido una chica agradable de ver) cómo debe ir con 34-38º C. Aunque mi cerebro, que dicen que es muy inteligente, no lo es tanto y me hace una muestra visual imaginada del tío a esas temperaturas. Entre eso y los tumbos que daba el autobús, preferí agarrarme a la baranda no fuese a marearme.

Supongo que ese tipo de personas son las que les encanta el verano, el calor, la playa, el chiringuito… y vistiéndose así se autocomplace de que ya está de vacaciones. Supongo que también son de los que en invierno y a temperaturas moderadas 8-12º C (en España cada año parece que estamos en el trópico) se ponen sus botas, pantalones de pana, camiseta, camisa, jersey, anorak de esos gordos, bufanda y gorro hasta las orejas (obviando la ropa interior de pura lana, claro). Que son los mismos que luego se meten en el coche y parecen el muñeco Michelin conduciendo un Micra. Te da la sensación de que cuando abran la puerta van a salir rodando.

Total, que yo me quedo con mi invierno y mi fresquito que no me lo toque nadie. Aunque con tanto cambio climático igual nos quedamos con solo una estación veraniega.

Foto: yaι sHeta

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De bajón

A todo bitacorero (o blogger como se suele decir) tarde o temprano le llega ese momento en que empieza a cuestionarse si seguir con su bitácora, bajar el ritmo escribiendo menos, saturarse, no saber qué decir y no sé cuantas cosas más. Sé que este tema es típico de los que escriben en la blogosfera y con los casi 5 años que voy a estar en línea creo que nunca me he quejado.

Sí, también he dicho que no soy lo locuaz que me gustaría, que veo las cosas desde un punto menos espectacular de como lo cuenta gente cercana a mí y todas esas cosas, pero a mí lo que me pasa es que me cuesta comenzar. No sé de qué va a ir el tema hasta que no escribo la primera frase. Luego me sale todo tan fluido que he de parar para que no parezca una sarta de palabras que no interesen. En serio, muchas veces miro el número de palabras (el editor de WordPress te ayuda en eso) y si pasan de 300 empiezo a preocuparme. ¿Por qué? Pues porque cuando alguien entra en EBDT (sobretodo los casuales) sé que quiere un texto ligero ya que si lo densas demasiado aburre y pasa de terminarlo.

Queremos las cosas YA y si con 5 líneas te puedes enterar de algo o bien no lo encuentras interesante, te marchas y se acabó. Así es Internet y así pasan las cosas. Por eso muchos abandonan a la mínima que no les comentan o creen que nadie les lee o el número de visitas diarias no sobrepasa las 1.000 diarias.

No tengo una bitácora que me lea mucha gente (tan solo unos 40 suscriptores por el feed), la mayoría de los que llegan aquí lo hacen porque han encontrado algo en Google que les dirige a EBDT (en 5 años es normal que el famoso buscador “empiece” a indexarte por lo menos por el tiempo que llevo). Los que llegan directamente es porque me conocen personalmente y les he dado la tabarra para que aumenten mi ego (léase número de visitas) o bien por lo mismo: el tiempo que llevo aquí. Diariamente, si tengo 60 visitas, por día ya me puedo dar con un canto en los dientes. Mi dominio creo que lo han valorado en casi 2.000 dólares (que para una costillada no está mal, pero poco más)…

Total, que no tengo nada para tirar cohetes, pero me alegro de haber contribuido a que gente de un antiguo colegio de EGB haya podido reencontrarse de nuevo después de tantos años y conservar amistades que si no hubiese sido por este medio igual los hubiera perdido.

¡Mierda! 449 palabras. Ya se me ha ido la mano otra vez.

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Mosquito

Mosquito por Sebastian Niedlich (Grabthar), en FlickrMe considero una persona respetuosa con la fauna de la natura. Intento evitar interferir en la vida de los que denominamos animales o insectos. Esto quiere decir que si puedo evitar matar una hormiga, chafar con un periódico una araña o pulverizar con spray a las moscas lo hago. Cambio la posición de mi pie, capturo con la mayor delicadeza a la araña para expulsarla fuera de casa y abro la ventana para que la mosca se vaya…

Pero, joder, que este fin se semana un insecto que desconozco me ha acribillado a picotazos. Cada día me descubro un bulto nuevo: al principio en la mano y el codo derecho; luego otro par en la pierna y hoy me he descubierto otro en el otro brazo. Y eso ha sido donde he estado este fin de semana. ¡Coño, un poco de respeto, que cuanto más me rasco más me pica y acaba doliéndote y todo!

Un poquito de por favor, queridos insectos, que yo me he portado bien con vosotros y me estáis chupando la sangre a la mínima que me descuido. Y eso que los que estudian estos temas dicen que nosotros somos el último recurso. Que si tienen un pájaro, un caballo o similar primero van a ellos. Entonces, ¿qué pasa? ¿que no hay animales suficientes por los alrededores para tener que atacarme a mí? Igual es que soy tan sabroso como un cerdo y por eso vienen a mí como las abejas a la miel.

Lo estoy viendo: voy a tener que atrincherarme en casa y armarme de insecticida, matamoscas y periódicos para luchar contra estos rebeldes.

Vamos a llevarnos bien. Y si hay que picar porque el hambre aprieta, pues oye, un picotazo no me va a molestar, ¡PERO UNO! y no quinientos. Que les das la mano con confianza y te toman el brazo (literalmente).

Foto: Sebastian Niedlich (Grabthar)

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De polí­tica va el tema, oiga

Urna por ·júbilo·haku·, en FlickrNo es que entienda mucho de política y sus tejemanejes. De hecho soy el primero que me aburre cuando los telenoticias empiezan a hablar casi un cuarto de hora sobre el tema. Es más, suelo ir a votar para evitar que el que está en el poder tenga demasiada libertad.

El tema es que esta semana se ha discutido (que no debatido) el tema del estado de la nación. Y si bien nada se ha solucionado, sí han conseguido liarla más. Mucha discusión por aquí, mucho grito por allá… Vamos que en vez de sentarse a ver como están los problemas nacionales, se echan la culpa los unos a los otros. Que si tú bla, bla, bla; que si anda que tú que bla, bla, bla; Pues sí que si contamos lo de bla, bla, bla… Y así nos podemos tirar hasta el infinito y más allá.

Bendito será el día en que todas las partes se sienten juntas y debatan cómo solucionar las papeletas candentes. Que al final siempre pagamos el pato los mismos y los poderosos (que son las empresas) siempre se llevan la mejor parte del pastel estén las cosas mal o bien (¿o era bien o mal?, debe ser estos tiempos de crisis que me hacen ver las cosas de distinto color).

Así que señores políticos (se lo pido por favor): aprendan a gobernar este país decentemente e intenten beneficiar a sus votantes (que para eso les han votado) dejando atrás temas triviales, cortinas de humo y similares. Que para eso les pagamos, hombre.

Foto: ·júbilo·haku·

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