D.M.

Diarreas Mentales

Debate estéril

BBC World Debate - World Economic Forum Annual Meeting Davos 2007 por World Economic Forum, en FlickrMe encantan los debates que dan en la televisión. Cuando puedo y si el tema es de mi interés intento quedarme y ver las diferentes opiniones que se barajan en el programa.

El problema es que nunca se llega a ningún sitio. Sí, se dan las opiniones y cada uno tiene su postura sobre el tema en cuestión, pero por mucho que se habla no se arregla nada. No se solucionan los problemas y todo sigue igual. Entonces, ¿por qué interesan tanto? Pues porque parece que se va a llegar a algo, aunque luego no es así.

El último que vi fue la eterna discusión sobre el catalán/castellano. Unos estaban a favor del catalán y otros del castellano. A estos se les unía los que no estaban ni a favor ni en contra. Total, que todo se quedó en aguas de borrajas y lo único que sirvió fue para que quedara patente la inclinación del presentador y el personaje famoso invitado que parecía que sus opiniones prevalecían sobre el resto de participantes.

Esto también me recuerda un debate que tuvimos en el instituto donde algunos nos tocaba estar en un bando y a otros en el contrario (estuvieras de acuerdo con lo que defendías o no). El tema fue el machismo y a mí me tocó hacer de machista. Pues se ve que lo hice tan bien que luego mis compañeras de clase casi no me querían dirigir la palabra. Así que lo único que gané fue un disgusto y no llegamos a solucionar nada.

Así que, aunque rebatir ideas es muy sano, cuidado con quien las rebates. Además, ten en cuenta de que si es un tema generalizado seguramente no llegarás a solucionar nada y lo único que conseguirás es gastar energía innecesariamente.

Foto: World Economic Forum

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La felicidad

Welcome 2008!!! / Bienvenido 2008!!! por pasotraspaso, en FlickrMi hijo de pocos meses no sabe todavía caminar, pero apunta maneras cuando lo coges por sus brazos y lo pones en el suelo. Pues bien, el otro día cuando llegué a casa, resulta que mi madre lo tenía cogido de esa forma e iba caminando a su manera, concentrado en avanzar. La cosa es que cuando me vio empezó a lo que podríamos denominar correr hacia mí. Ya sé que parece una chorrada, pero cuando ves que la alegría que le da a tu hijo provoca que acelere sus piernecillas descontroladamente es algo que te queda muy grabado en la mente. Cierto es que soy un consumidor empedernido (como la mayoría de la gente de esta sociedad) y que cuanto más tienes, más quieres y menos te llenan, pero cuando te pasan cosas así algo te rebosa y te sobra todo lo que te pueda rodear. Entonces, ¿por qué seguimos engañándonos de que un objeto nos puede dar la felicidad?

Compramos compulsivamente y sin necesidad porque creemos que nos hará la vida más fácil, seremos menos desdichados, daremos una imagen de bienestar… en total, depositamos nuestras esperanzas en algo inerte y sin vida: un coche nuevo, una casa nueva, un reproductor MP3, un ordenador… Y lo malo es que cuando ya disponemos de algo resulta que al cabo de un tiempo (suele ser breve) ya no le prestamos la atención que tuvo en un principio.

¿Tan desgraciados nos sentimos que no nos basta con lo que nos damos los unos a los otros? ¿O es que no nos damos suficiente?

Dicen que los niños (cuanto más pequeños mejor) y los perros (sin ánimo de comparar y por nombrar un animal cercano a nosotros ya que no son los únicos) son los que te dan una fidelidad incondicional. ¿Es que cuando nos hacemos mayores nos volvemos hipócritas y desconfiados? ¿Tan malos nos volvemos que desconfiamos de nosotros mismos?

Por cierto, me voy a comprar un AirPort Express con AirTunes que voy a poder escuchar toda la música de mi iTunes por WiFi en mi equipo de música Dolby Surround. Mola, ¿eh? Seguramente a partir de ese momento voy a ser más feliz (aunque no sé si al cabo de 10 minutos de usarlo seguiré en el mismo estado).

Foto: pasotraspaso

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El autobús

 

IMG_0130 por ahdontâ„¢, en FlickrPosiblemente hayas leído alguna de mis aventuras y desventuras con el transporte público. Cogiendo la RENFE pensé que no había nada peor, pero estaba equivocado.

Si has seguido mi bitácora sabrás que he cambiado de trabajo. Pues bien, ahora lo que me pasa es que utilizo más el autobús que antes. Aproximadamente paso unos 20 minutos de mi vida de ida y otros tantos de vuelta cada día y me subo en una de las primeras paradas del recorrido, así que prácticamente el autobús llega vacío.

Al principio optaba por sentarme, ya que había sitio de sobra, pero con el paso del tiempo he dejado de hacerlo. ¿Por qué? Pues muy fácil, prefiero ceder mi posibilidad de asiento antes de tener que estar levantando y sentándome constantemente, eso sin contar las abuelas que esperan que les ofrezcas el sitio. Las hay de varios tipos, pero a mí me llama la atención un par de especies: las que te miran en plan “pobrecita de mí que casi no me mantengo en pié” (que luego son las que más corren cuando ofrecen algo gratis) y las que también te miran directamente a los ojos en plan bruja que te atraviesan hasta la nuca y parece que quieren hipnotizarte. Tendría que hacer como algunos que observan la calle a través de la ventanilla y que hacen como que no se dan cuenta. Pero me han enseñado que hay que ayudar al prójimo y más si son de avanzada edad, así que antes de que me ataquen mi conciencia, me levanto.

Luego están los empujones. De hecho lo hacen incluso al subir. La semana pasada sin ir más lejos estaba intentando entrar en el bus entre una maraña de gente y alguien me estaba tocando el culo como dando palmaditas. Al principio pensé que igual se estaban aprovechando de mí (suerte la mía), pero luego me percaté que era una abuela que intentaba empujarme para entrar antes y así poder coger sitio (mi gozo en un pozo).

De vuelta es cuando más desventuras tengo porque suele ir bastante lleno, así que intento ponerme en un rincón lo más apartado posible y que moleste menos, pero siempre vienen las de los carritos de bebés y no tan bebés. Puedo entender que es mejor llevar un crío pequeño en el cochecito que en brazos, pero es que hay niños que cuando se sientan en su cochecito van arrastrando los pies de lo grandes que son. Y esos ya se mantienen en pié. Pero da igual, la madre tiene que pasarte por encima de los pies con los 30 Kg. de niño más la compra más el carrito con el siguiente “uy, perdona, como hay tanta gente…”.

Pero el súmmum de todo esto son los conductores. Parece que van de rally. ¿Qué importa que tenga un coche parado a 50 metros? Acelera de golpe para luego pegar un frenazo. Luego las curvas, que tendrían que darle un premio al ingeniero que diseñó el modelo porque parece mentira lo estable que es un autobús en una curva de 90 grados a 60 Km/h. Los que van sentados casi no se dan cuenta pero los que vamos de pié, si alguien nos viera desde fuera con música máquina a todo trapo de fondo seguro que pensaría que nos lo estamos pasando de p.m. en la discoteca móvil. Aunque su idea seguramente se desvanecería al ver la cara de acojonados que tenemos todos. Si te sujetas en una de las barras del techo eres capaz de tocar el suelo sólo 2 minutos en un recorrido de 20 minutos dejándote llevar por la inercia. Pon un autobusero con un autobús en una etapa de algún rally complicado y seguro que no lo pilla ni el Colin McRae ese.

Total, que a pesar de los atascos el coche sigue siendo la mejor opción por mucho que nos vendan que el transporte público es la solución. Claro que sí, señor ministro, seguro que es lo mejor. ¿Y eso lo ha decidido en su limusina donde no tiene que olerle el sobaco al de al lado después de un duro día de trabajo?

Foto: ahdont

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El festivo

Empty Church Street Station por bradlauster, en FlickrSe nota que está llegando Semana Santa porque hay menos tránsito a la hora punta, apenas sube gente a los transportes públicos, la oficina está medio vacía y te da la sensación de que hoy es un día festivo donde todo el mundo está durmiendo plácidamente mientras que tú te has pegado el madrugón de siempre.

Por suerte te das cuenta de que no es así ya que hay casi los mismos pardillos de todos los días, pero por alguna razón la sensación es de más espacio. La gente apenas habla, casi no hay problemas y hasta parece que todo el mundo está trabajando sin levantar cabeza.

Adoro estos días. Es como si los folloneros se hubieran ido de vacaciones y faltaran miles de días para que volvieran. Te invade una sensación de bienestar y sosiego como no lo sueles sentir. Vamos, que te dan ganas de romper algo para comprobar si el resto de la gente sigue viva o se han dormido con los ojos abiertos delante del monitor. Es como un compañero de trabajo que tenía: se quedaba quieto mirando el monitor y con los ojos abiertos. Solo te dabas cuenta de su inactividad porque al cabo de 5 o 10 minutos aparecía un salvapantallas que simulaba que el monitor se iba llenado de agua poco a poco y aparecían unos peces de colores. Es la única persona que he visto que tenía esa característica: dormir sin cerrar los ojos.

Cuenta la leyenda que también es posible dormir de pie (que se lo digan a los que han hecho la “mili”) sin caerse, pero eso no lo he probado y supongo que se necesita un control sobre el equilibrio del cuerpo que no está disponible para todo el mundo.

De cualquier forma, si eres follonero y te has cogido vacaciones, gracias. Los que estamos en la oficina tranquilos te lo agradecemos. Así sí que merece la pena levantarse a las 6 de la mañana para ir a trabajar y saber que el viernes no vas a venir con prisas porque no has hecho nada durante la semana.

Foto: bradlauser

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Nuevos cambios

Keyboard 2 por john_a_ward, en FlickrReconozco que me gustan los cambios y últimamente se han sucedido unos cuantos, de los cuales se pueden destacar dos: uno agradable y otro desagradable. Del desagradable no voy a escribir, primero porque no me apetece recordar el mal trago (aunque ya está felizmente resuelto) y segundo porque soy de los que prefiere olvidar los malos momentos excepto lo que lo generó. Así que voy a contar algo de lo agradable. Bueno, sobre el tema agradable no es que sea la panacea, pero algo es algo.

Resulta que, por si no te has dado cuenta, mi empresa se dedica al outsourcing (mola el palabro, pero es como una ETT con empleados con contrato indefinido y que pagan un poco más) y a principios de mes me dijeron que tenía una entrevista con una empresa de servicios de Internet de cursos en línea que necesitaban un DBA. Pues nada, que al día siguiente empecé a informarme sobre la empresa para saber dónde me metía y si es que estaban buscando a gente para trabajar de DBA. Lo que encontré en su página fue: que si son una empresa joven, que valoran los principios de la gente, que son personas honestas, sinceras, coherentes… que saben escuchar a las personas del equipo para ayudar a conseguir sus sueños (profesionales, claro), que son personas pacientes y corredoras de fondo… Bueno, así podría estar hasta el infinito y más allá. También tenían un grupo en Flickr donde se ven fotos de gente muy contenta y feliz. Las oficinas tienen buena pinta y la gente parece muy enrollada. La parte de si estaban buscando a más gente sobre lo que yo iba a hacer, sí, lo estaban haciendo.

Una vez informado fui a la entrevista y parece que les gusté porque al cabo de un par o tres días mi jefe me comunicó que empezaba la semana siguiente, así que empezamos bien porque en comparación de donde está las oficinas de mi empresa este nuevo sitio está a tiro de piedra de mi casa, así que de momento contento.

¿Qué suele pasar en el 85% de los casos cuando ves una rubia en fotos o en la TV (morena, pelirroja o lo que prefieras) que parece lo más simpático que te puedes echar en la cara y además está buena? Pues que cuando la conoces realmente y la tratas resulta que no es como te la habías imaginado. No es tan simpática, tiene una teta más grande que otra, cojea o mejor no verla recién levantada. Pues con las empresas pasa algo parecido. Por fuera parece todo muy bonito, pero por dentro las cosas cambian: jefes que no valoran lo que intentas hacerles comprender, vida privada casi nula, críticas entre compañeros (bueno, esto tiene excusa ya que es el deporte nacional por excelencia), equipos informáticos subdimensionados (no humanos) que tienen más problemas que soluciones, rapapolvos que recibes sin comerlo ni beberlo, toda la empresa está pendiente de un gráfico de ventas que se proyecta en la pared (y como baje prepárate para recibir), miedo a que te echen por estar con contrato no indefinido que no se cumplirá hasta pasado un año…Trabajo por Fernando Arconada, en Flickr

Por suerte la relación con los que realmente trabajan es muy buena y es gente muy preparada e inteligente que, todo hay que decirlo, están un poco explotados (noches sin dormir, jornadas interminables, problemas generados por la mala planificación inicial…).

Ahora mismo lo que echo de menos de mis oficinas son lavabos más grandes (en estos para cerrar la puerta te tienes que casi meter en el váter y la gente sigue pegando los mocos en la pared), hacer lo que realmente sé hacer (ahora me mandan cosas que no son de mi especialidad como programar en SQL), un sitio cercano decente donde comer (lo más cercano que hay es un chiringuito de esos de los años 70 churrusquero que solo le falta la playa cutre), las jornadas intensivas de los viernes y verano y la tranquilidad.

Por lo demás, está todo muy bien. No, si al final me va a gustar estos 6 meses que voy a estar por aquí. Eso sí, si aprovechas se aprende mucho.

Foto superior: john_a_ward
Foto inferior: Fernando Arconada

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El refugio

The evolution of religions via descent with imagination por Colin Purrington, en FlickrLo que voy a exponer ahora puede herir la sensibilidad de todo aquel religioso, así que te recomiendo que no sigas leyendo si no te gusta que ataquen tus creencias. Dicho esto, pasamos a la acción.

He sido bautizado como católico, no soy practicante y me considero agnóstico de todas, todas. No niego a Dios, pero como no se puede demostrar, dudo de su existencia. Es más, creo que la religión es como una forma de política basándose en hechos no tangibles y que se han ido contando a lo largo de la historia. Y todos sabemos lo que pasa con las historias que se van contando de boca en boca, que al final lo que tenía que ser una rana verde acaba siendo un elefante rosa en el mejor de los casos.

Para mí la biblia es como un cuento para mayores que, como los niños, cuando les dices que es mentira se enfadan y te tachan de loco o algo mucho peor, aunque con críos como mucho te dan una patada en la espinilla por estar en desacuerdo, con los adultos puede generar en cosas más serias como penas de muerte, cárcel, herejía, aislamiento, destierro… Por lo que veo es más fácil hacer entender a una persona adulta que el mundo se hizo en 7 días que un elefante vuele. Si es cuestión de fe, ¿quién te crees que eres para cuestionar mi fe sobre la viabilidad de un elefante volador? La fe también hizo que muchos creyeran que la tierra era plana o el centro del universo hasta que se demostró que no era así y el que no lo creía se le hacía entender pasando por la hoguera.

¿Qué tienen en común las religiones? Que de la nada aparecen hombres, animales o cosas, hay gente que oye voces supuestamente divinas (en estos tiempos se le conoce como esquizofrenia), apariciones celestiales y varias ilusiones en general. En el caso de las apariciones y las voces, si a la persona que le pasa es lo suficientemente influyente o se rodea de gente predispuesta a creer, puede llegar a tener muchos seguidores.

Hay una necesidad de creer en algo que se escapa de la lógica y que no podemos explicar. Nos aferramos a creencias porque es más fácil decir que es «la voluntad de Dios» que intentar explicar el por qué nos ha pasado una desgracia, aunque me niego a creer en un Dios caprichoso que se pueda llevar a mi hijo de mi lado porque sí o porque su voluntad está más allá de mi entendimiento. No me lo creo.

No creo que seamos como marionetas a expensas de la voluntad de un ser divino. Es más, si existiera Dios realmente, con lo poderoso que supuestamente es, ¿crees que les importamos algo? ¿No tiene cosas mejores que hacer que castigar a los no creyentes o que hacen el mal y pasar de los que se portan bien? Con la de faena que le tiene que dar el universo, para mí que seríamos los últimos que nos hiciera caso.

Si a alguien se le ocurrió todo esto de la religión para evitar destruirnos entre nosotros y promulgar la buena voluntad y el amor añadiendo unos elementos fantasiosos (es más fácil recordar una historia fantástica que unas normas), le hemos cambiado el sentido de principio a fin según nuestros intereses a lo largo de la historia.

No te creas en poder de la verdad por ser creyente. Es más, ¿te has planteado alguna vez si realmente ese Dios que veneras está de acuerdo con lo que practicas? ¿Por qué crees que lo que haces está bien? ¿Porque te lo dice un mortal como tú subido a un estrado? Puede que él también se esté equivocando. Que estéis interpretando la biblia (o escritos religiosos) incorrectamente. ¿Por qué elegiste esa religión y no el islamismo, el Taoísmo, el mormonismo, el hinduismo… No dudo de tu buena voluntad, pero igual no estás siguiendo el camino correcto.

Ilustración: Colin Purrington

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