D.M.

Diarreas Mentales

La ducha

gato en ducha

Sé que esta entrada me va a suponer que me miren mal, pero hay que echarle huevos al toro: yo no me ducho todos los días.

No sé qué pasa que la gente te mira mal cuando les dices que uno se ducha día sí, día no (en los días del «no» también me lavo, ¿eh?) y además por la noche en vez de por la mañana. ¿Qué pasa, que ya tienes que ser un guarro porque no te duchas dos veces al día con jabón? Luego te dicen, «no, es que así me despejo». Pues perdona pero cuando yo me ducho mi cuerpo reacciona con un bajón brusco de la actividad interna, por lo que acabo casi durmiéndome.

Vale que tampoco hay que hacer como hacían nuestros abuelos que era una vez a la semana como muy pronto, pero joder, que si no hueles (además ahora que bajan las temperaturas) y lo contrastas con gente que te puede dar una opinión objetiva además de cambiarte de ropa, ¿para qué coño has de ducharte 80 veces al día?

Hay gente que te echa el aliento y parece que no se han lavado los dientes en años, pero eso sí, se duchan todos los días. Los sobacos no le huelen ni tampoco el culo, pero la boca… joder con la boca.

También es cierto que hay que saber la actividad de cada uno. Si tienes un trabajo donde te ensucias mucho o haces mucha actividad física, con lo cual sudas, puedo llegar a entenderlo. Así como si tienes un sudor lo suficientemente fuerte como para no pasar desapercibido. Pero si tu vida diaria se reduce a ir al trabajo en coche y/o transporte público, sentarte en una silla 8 o más horas en un ambiente climatizado correctamente, volver a casa y tumbarte en el sofá hasta la hora de dormir… pues la verdad o tienes un problema de olores o de cabeza.

ducha

El otro día, en la revista Muy Interesante leí un artículo que se titulaba «El olor del sexo». Indicaba las partes del cuerpo donde supuestamente excitan que eran, entre otras, las axilas, las ingles y algunas menos evidentes como el cuello e incluso los pies. Y yo me pregunto: ¿qué coño va a excitar ninguna parte si lo único que hacemos es disfrazar nuestros olores (que no pestes) corporales con desodorantes, colonias, perfumes y demás mejunjes?

No es cuestión de volver a la Edad Media pero tampoco se trata de sollarse la epidermis. Vamos, mejor limpios que guarros. Eso está claro.

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Modesta, a la par que sexy

Halle Berry sexyHoy ha saltado la noticia de que Halle Berry es la más sexy del mundo según la revista Esquire. Hasta ahí todo bien. Hay que reconocer que la muchacha está de muy buen ver incluso teniendo en cuenta que hace poco ha tenido un crío (bueno, con dinero… ya se sabe). Y también es cierto que para mi gusto tiene los pechos más perfectos que he visto en mi vida.

Pero todo tiene un límite y Halle Berry no va a ser la excepción. Sobretodo por joyas que ha dicho como las que cito a continuación (ya le habían dicho que era la más sexy y como a todo el mundo que se lo dicen empieza a vomitar cosas así):

Ser sexy no depende sólo de lo que te pueden dar… También de lo que puedes ofrecer.

Estoooo… ¿lo cualo? ¿Te refieres a la inteligencia, amabilidad, sensualidad… enseñar más chicha? Y ¿desde cuándo ser sexy también depende de lo que te dan? ¿Te refieres a la cirugía, botox, arreglos en general…?

Cada mujer puede ser candidata a ser la mujer más sexy.

Vale, aceptamos barco como animal acuático. Yo también puedo ser candidato a Mister universo, pero por alguna razón más que evidente siquiera voy a llegar a la selección. Bueno, a la selección sí pero de descartados totalmente.

Ahora viene la que me gusta de verdad.

Ser sexy es un estado confortable en el que estar. Es quererse a uno mismo en sus momentos de mayor antipatía.

Jodo. Ahí si que se ha lucido. Y yo que pensaba que ser sexy simplemente era tener un atractivo físico y sexual. Y eso de quererse mucho… bueno, ya sabes lo que hacemos todos cuando nos queremos mucho, mucho… Que se van las manos… Pero lo de esta mujer va más allá del karma, el estado filosófico o el diccionario. Patea todo lo que se le pone por delante. Vamos, que lo que dice me suena un poco a  Ausonia y su «¿a qué huelen las nubes?».

Así que ya lo sabes, querida amiga, si tienes un momento de mucha antipatía, pero a pesar de todo te quieres mucho, mucho… eso es ser sexy.

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Tiempo

Dicen que el tiempo es una magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro.

Si te has quedado como yo, no te preocupes, creo que es normal. Lo único que sé es que a lo largo del día me falta mucho de ese tiempo. No sé si es que me empeño en hacer más cosas de lo normal o es que no me gestiono bien las tareas que me surgen a lo largo del día.

Recuerdo como antes llegaba a casa y si bien se hacían cosas (la cena, recoger, doblar ropa…) siempre podía ponerme delante del ordenador aunque fuera para mirar el correo (a lo sumo media hora).

Ahora todo eso ha cambiado y ya no es lo mismo. El ordenador lo veo al fondo, en la habitación. En un ambiente sombrío y falta de vida, como si lo hubiera usado esporádicamente un desconocido. Ya no me parece tan cercano y amigable como antes. Debe ser que desde que nos hemos separado ya no siento lo mismo. ¿Es esta la lectura de una separación definitiva? Yo creo que no. Aunque sí temporal. O igual algún fin de semana. No lo sé. Supongo que el tiempo lo dirá.

Mientras tanto disfrutaré de mi bichito, que este tiene más tela que la informática.

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Sueño

No sé si es que te adaptas o qué, pero nunca había dormido tan poco y me había adaptado tan fácilmente. No sé si es porque cuando tienes un crío llegas a dormir ciclos enteros o porque la voluntad de tirar para delante ante los tuyos son más fuertes que cuando vas a trabajar. La cosa es que de alguna manera lo llegas a vencer.

El sueño es algo que como no superes te puede acarrear muchos problemas tanto en ti mismo como en la relación con los demás. Te irritas antes, el humor desaparece, tienes ganas de hacer nada, atiendes menos a cosas importantes, te cuesta concentrarte…

Por suerte el cuerpo sabe reaccionar ante esa situación y te hace caer rendido a la menor oportunidad de relax que tengas en el día (aunque malo es si te pilla conduciendo, así que cuidado).

Este sacrificio que llegamos a hacer por nuestros recién nacidos (lo de pasar sueño, claro) se nos olvida por la satisfacción de saciar cualquier necesidad que les surja en los primeros años. Por eso seguimos teniendo más de un hijo, porque olvidamos los traumas pasados y le damos más importancia a los beneficios obtenidos.

Ahora toca sobrellevar todos los problemas que vayan surgiendo (que no serán pocos) y poco a poco hacerse camino en este intrincado laberinto hasta dar con la solución, porque el resto llegará solo y sin llamarlo.

Comienza una nueva etapa.

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Un bichito en la red

Te estarás preguntando (o no) el por qué no actualizo mi bitácora. La razón es bien simple o compleja, según se mire.

Me ha sucedido algo maravilloso que te recomiendo hagas algún día a pesar del sueño que pasas, el desconocimiento, la incertidumbre, desbarajuste del día a día, papeleo a cumplimentar, adaptación crítica y demás asuntos que ni se te ocurren por la cabeza.

El asunto te puede llegar a desbordar, saturar o incluso confundir, pero de lo que sí estás seguro es de lo que recibes a cambio de todo eso y es tan grande que te llena de tal manera que no lo llegarías a experimentar de otra manera.

Mi bichito me tiene absorvido, pero en cuando asimile toda o parte de su grandeza, nos volveremos a leer por aquí.

Ángel

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De vuelta y vuelta

Sí, ya sé que es duro, pero ya estoy de nuevo por aquí (ya amenacé en su día, así que no vale quejarse). Todo lo bueno se acaba así que he vuelto a la oficina convencido de que se haría jornada intensiva y he descubierto que no, que de jornada intensiva nada. Así que voy a regalar en el día de hoy una horita de más sin comerlo ni beberlo. Por listo. Pero la venganza será terrible y me lo cobraré con creces (ahora vendría una carcajada con tono malicioso y con eco). Por lo menos sé que mañana podré levantarme un poco más tarde.

Ahora, con la excusa de que te revisas los cientos de mensajes del correo, te pones al día, te acomodas, configuras el ordenador (ya lo estaba, pero por si acaso), hablas de las vacaciones con tus compañeros, te tomas unos cuantos cafés, vas a desayunar, intentas encontrar la silla que tan bien habías dispuesto antes del mes de agosto, le dices a tu jefe que ya estás aquí (bueno, con esto no tardas mucho), vas al lavabo unas quince veces para eliminar todos los líquidos que te has metido este verano y otras tantas para acostumbrarte al odioso café de las máquinas que a nadie le gusta pero que todo el mundo toma, vas a comer, te entra modorra y te has olvidado a dormir con los ojos abiertos… total que se te hace la hora de salir, no has hecho nada y sales pensando a ver si mañana le empiezas a pillarle el tranquillo.

Que bonito es volver de vacaciones si no fuera por las pataletas que agarramos (interiormente, claro) como cuando teníamos 5 años y no queríamos entrar el primer día de colegio. Que días aquellos en los que te podías permitir hacer un escándalo público sin que te corroyera la vergüenza.

Pues nada, que empiecen los días de sueño, cabreos y estrés, que de aquí a poco ya vienen las Navidades.

estresadillo

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