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Cualquier tiempo pasado

Cualquier tiempo pasadoNo sé si habrás escuchado alguna vez la típica frase de «cualquier tiempo pasado, fue mejor». No sé cuán razón puede haber en ella, pero lo que sí sé es que solo guardamos los buenos recuerdos y los malos los desechamos a la papelera… que algunas veces actúa como papelera de reciclaje y recupera aquello que pensábamos que habíamos olvidado. Por suerte, esas jugarretas que nos obsequia la mente a veces y a menos que no sea muy dramático el recuerdo que se recupera, los sabores dulces compensan cualquier amargor ocasional.

Lo malo de solo recuperar aquellos buenos recuerdos es que todo parecía mejor. Pero lo que no recuerdas es lo mal que lo pasaste aquella vez, o como te la jugaron aquella otra. Lo que sufriste, suspiraste, lloraste, despediste… o cualquier acción semi negativa que ocurrió en ese momento, ahora lo recuerdas como casi idílico. Vamos, como si fuera la versión especial que el director quiso filmar y las compañías no le dejaron.

No nos damos cuenta, o bien no queremos darnos cuenta, que todo tiene su tiempo, su momento en la vida y que posiblemente no vuelva a ocurrir jamás. Incluso es posible que no vuelvas a ver a aquellas personas con las que tan buenos ratos pasaste o no vuelvas a aparecer por aquellos lugares tan ideales.

También dicen, cuentan, comentan, que el mundo es un pañuelo, que los cruces de caminos están para enriquecerte y que enriquezcas, que cualquier vida que hayas tocado dejas tu huella impresa y en unos quedarán marcadas para siempre y en otros se volatizarán nada más nos apartemos de su lado. Pero procura que dicha huella la hayas dejado con todo el sentido positivo posible, porque algún día, quizás y solo quizás vuelvas a encontrarte con aquella gente tan especial que un día dejaron en ti una marca que se grabó a fuego y afortunadamente tú también lo hiciste en ellas.

El tiempo pone a todos en su lugar. Lo que tenga que volver, lo hará y lo que no…

Foto: Gilderic

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Retales

Retales

RetalesDicen que las cosas pasan por algo. Todo tiene una razón de ser. Si no te encuentras con alguien es porque el destino lo quiere así. No hay mayor razón. Debe ser algo parecido a la fe, que cuando no te explicas algo que quieres que pase o bien no sabes como explicarlo, recurres a lo más sencillo.

De alguna forma hay que pasar el trago y el modo no más sencillo es precisamente la de autoconvencerse que nada puede ser como antes y lo que hiciste tendrá consecuencias a lo largo de tu corta historia. Todavía hoy día creo que todas nuestras acciones son como un bumerán: lo que hagas hoy tendrá consecuencias sino ahora, en el tiempo. Acción, reacción; causa, efecto.

¿Cuántas veces no te has arrepentido de hacer o no hacer? ¿Cuántas veces no has querido volver atrás para reconsiderar aquella decisión que te llevó por un camino que no sabrás nunca si era el acertado o no? Lo cierto es que hayas lo que hayas hecho o no, ahora ya no hay marcha atrás. Ahora solo hay tiempo para el arrepentimiento, la desesperación o el efecto contrario. Todo depende.

De cualquier forma, los recuerdos están ahí, y si bien quizás no tienen la fuerza de antaño, todavía te queda ese sabor de boca. Y eso es lo que va a quedar. Pero estoy tranquilo, porque cuando te das cuenta que no puedes luchar contra lo inevitable, solo has de esperar. El tiempo pone a cada uno en su lugar y a lo mejor hoy todavía no es el día.

Ahora que mis demonios ya están tranquilos, ahora que los puedo controlar sin demasiado esfuerzo y ya puedo pensar sin tanto ruido de fondo, sigo sin fiarme mucho porque saltan a la mínima y algunas veces no son fáciles de mantenerlos sin que se desboquen. Solo hace falta un roce, un recuerdo tangible para que vuelvan a hacer de las suyas. Pero creo que esto no hace más que hacerme más fuerte.

Foto: WolfS♡ul

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Tiempo

Dicen que el tiempo es una magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro.

Si te has quedado como yo, no te preocupes, creo que es normal. Lo único que sé es que a lo largo del día me falta mucho de ese tiempo. No sé si es que me empeño en hacer más cosas de lo normal o es que no me gestiono bien las tareas que me surgen a lo largo del día.

Recuerdo como antes llegaba a casa y si bien se hacían cosas (la cena, recoger, doblar ropa…) siempre podía ponerme delante del ordenador aunque fuera para mirar el correo (a lo sumo media hora).

Ahora todo eso ha cambiado y ya no es lo mismo. El ordenador lo veo al fondo, en la habitación. En un ambiente sombrío y falta de vida, como si lo hubiera usado esporádicamente un desconocido. Ya no me parece tan cercano y amigable como antes. Debe ser que desde que nos hemos separado ya no siento lo mismo. ¿Es esta la lectura de una separación definitiva? Yo creo que no. Aunque sí temporal. O igual algún fin de semana. No lo sé. Supongo que el tiempo lo dirá.

Mientras tanto disfrutaré de mi bichito, que este tiene más tela que la informática.

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