Cualquier tiempo pasado
No sé si habrás escuchado alguna vez la típica frase de «cualquier tiempo pasado, fue mejor». No sé cuán razón puede haber en ella, pero lo que sí sé es que solo guardamos los buenos recuerdos y los malos los desechamos a la papelera… que algunas veces actúa como papelera de reciclaje y recupera aquello que pensábamos que habíamos olvidado. Por suerte, esas jugarretas que nos obsequia la mente a veces y a menos que no sea muy dramático el recuerdo que se recupera, los sabores dulces compensan cualquier amargor ocasional.
Lo malo de solo recuperar aquellos buenos recuerdos es que todo parecía mejor. Pero lo que no recuerdas es lo mal que lo pasaste aquella vez, o como te la jugaron aquella otra. Lo que sufriste, suspiraste, lloraste, despediste… o cualquier acción semi negativa que ocurrió en ese momento, ahora lo recuerdas como casi idílico. Vamos, como si fuera la versión especial que el director quiso filmar y las compañías no le dejaron.
No nos damos cuenta, o bien no queremos darnos cuenta, que todo tiene su tiempo, su momento en la vida y que posiblemente no vuelva a ocurrir jamás. Incluso es posible que no vuelvas a ver a aquellas personas con las que tan buenos ratos pasaste o no vuelvas a aparecer por aquellos lugares tan ideales.
También dicen, cuentan, comentan, que el mundo es un pañuelo, que los cruces de caminos están para enriquecerte y que enriquezcas, que cualquier vida que hayas tocado dejas tu huella impresa y en unos quedarán marcadas para siempre y en otros se volatizarán nada más nos apartemos de su lado. Pero procura que dicha huella la hayas dejado con todo el sentido positivo posible, porque algún día, quizás y solo quizás vuelvas a encontrarte con aquella gente tan especial que un día dejaron en ti una marca que se grabó a fuego y afortunadamente tú también lo hiciste en ellas.
El tiempo pone a todos en su lugar. Lo que tenga que volver, lo hará y lo que no…
Foto: Gilderic
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