D.M.

    El pasado fin de semana, estuve viendo la película titulada Super Size Me. Para el que no lo sepa, trata de la historia de Morgan Spurlock que se empeñó en demostrar que la comida basura (tipo McDonald’s, KFC o similar) no es buena por muy bien que lo pinten. El motivo es que más o menos el 37% de los niños y adolescentes estadounidenses tienen exceso de grasa y dos de cada tres (¿el 66,6%?) tienen kilos de más o son obesos. Por supuesto, el gobierno se lava las manos y dice que es culpa de ellos (de los consumidores). Pero Morgan está empeñado en demostrar que no es así y se encarna en una cruzada de un mes comiendo exclusivamente productos de McDonald’s y solo elegirá el tamaño extra grande cuando se lo ofrezcan. Lo que parecía una prueba divertida donde los médicos incluso le decían que no entreveían riesgo destacable, acabó con un estado de salud realmente preocupante.
    Pues bien, después de ver el documental la verdad es que se te quitan las ganas de ir a esta cadena de restaurantes así como a otras y lo que puedes llegar a deducir es que las empresas solo miran por su beneficio sin importar las consecuencias, siempre y cuando no perjudiquen a muy corto plazo al cliente o consumidor.
    Ahora imaginemos que es verdad lo que dice este hombre. Por esa regla de tres estamos en una sociedad que, si como he dicho antes, solo mira por su bolsillo. ¿Qué podemos hacer? Estamos en una trampa sin salida ya que dependemos de lo que nos ofrezcan. Normalmente no vamos de caza, ni recolectamos, no cultivamos… en resumen: no producimos para nosotros mismos. Cuando salen estudios que les perjudica, las empresas empiezan a lavar sus caras y decir que sus productos son de lo mejor y de lo mejor lo superior (para muestra un botón). ¿A quién podemos creer?
    También puede que sea mentira para desacreditar a McDonald’s (aunque también menciona otras cadenas) y entonces estamos en un tira y afloja en el que no sabemos quien realmente dice la verdad de todo este tinglado. Pueden acusar a Morgan de ser comprado por la competencia, por ejemplo y desacreditarlo de alguna forma para que la acusación acabe en saco roto.
    Todo esto me recuerda un poco al 11-S. El gobierno dice que fueron cuatro aviones secuestrados por Al-Qaeda los que se estrellaron con las Torres Gemelas, el Pentágono y en un campo de Pensilvania y luego está las versiones no oficiales que intentan demostrar que el ataque terrorista fue cosa del gobierno de los EEUU en una serie de conspiraciones que si bien parecen que tienen fundamento, al final y después de documentarte mínimamente ya no sabes quien dice la verdad. Unos dicen blanco y otros negro. En estas situaciones es cuando la frase quien tiene la información, tiene el poder es cuando cobra sentido.
    ¿Tú qué eliges? ¿Blanco o negro?
    Ahora que estamos en la época de la información y que toneladas de datos están a nuestro alcance, sigue siendo un duro camino para saber la verdad.

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