Amigos del pasado
En la ciudad en la que vivo (bueno, para algunos es más un pueblo grande que una ciudad) alguna que otra vez me encuentro a antiguos amigos con los que compartí muy buenos momentos infantiles. Si bien antes todo eran juegos, confianzas, confidencias, risas y conversaciones variadas ahora, cuando los veo por la calle, las palabras que mantenemos no pasan de «¿cómo estás?; ¿qué tal la familia?; te veo bien…» y similares. Todo aquello que teníamos se ha perdido. Ya no quedamos, cada uno ya ha creado su núcleo familiar y ha cambiado la gente con la que se relaciona.
Algunas veces piensas en quedar con toda esa gente con la que te relacionaste tan gratamente, pero por otra parte te das cuenta que ya no tienes nada en común a excepción de los recuerdos y las experiencias vividas. Así que poco a poco va pasando el tiempo y te vas olvidando del tema hasta que de pronto vuelves a acordarte de nuevo, pero no eres capaz de coger el teléfono y empezar a localizar a la gente.
La vida cambia y con ella nuestros gustos, pensamientos y sentimientos. Añoro tiempos pasados pero supongo que me importan más los presentes. No lo sé. ¿Miedo tal vez? ¿A qué? Es evidente que si te encuentras en la calle con alguien que ha compartido tu infancia sueles pararte y charlar algo, pero nunca será lo mismo por mucho que te esfuerces. Todo cambia. Hasta el tiempo.
Foto: StuSeeger