Que corra el aire

No sé si te has fijado, pero cuando entras en un autobús vacío que normalmente no coges, sueles sentarte en alguno de los extremos. Ahora imaginemos que entra otra persona que tampoco coge esa línea. Lo normal es que se siente en el lado opuesto extremo. Si entra otra, lo habitual es que se ponga en un sitio donde haya la misma distancia que vosotros dos… y así sucesivamente hasta que no haya más remedio que sentarse al lado de alguien porque no hay más sitio. Hasta ahí todo normal. Es el instinto de supervivencia que se nos activa en una situación y lugar que no controlamos y además desconocemos. Como mucho algún roce, pero sin importancia.

El problema viene cuando no paran de empujarte, rozarte, echarte el aliento encima… Vamos a ver: si me pongo en un asiento apartado, no miro a nadie, intento ocupar el menor espacio posible (dentro del tamaño de mi volumen, claro), no me muevo, no me meto con nadie, voy pensando en mis cosas… total que nadie se da cuenta de mi existencia a menos que me mire. ¿Entonces por qué hay gente que teniendo el espacio necesario para no necesitar el contacto con nadie (de ningún tipo) se te eche encima que parece que le molestas y todo? Igual son personas faltas de cariño o de amistad que lo único que quieren es un roce casual para luego decir en el trabajo que por fin le ha tocado a alguien.

Es cierto que cuando utilizas un mismo servicio público de transporte cada día, te sueles sentar o ir en el mismo sitio y eso puede desencadenar algún que otro conflicto si pretendes hacer lo mismo el día que vas a otra hora de la habitual con alguien que sí es su hora y asiento habitual. Pero hay que recordar que tenemos un poder de adaptación increíble y si te han quitado tu sitio, pues te jodes y coges el de al lado que casi es lo mismo. Que sí, que ya sé que ahí no se duerme tan bien porque no puedes apoyar el brazo en el borde de la ventanilla que te queda a tu altura, pero oye, un día por ti y otro día por mí (o las que hagan falta).

Así que la próxima vez que se me acerque un impresentable (a menos que sea una presentable de muy buen ver y huela muy bien, aunque ese caso es muy improbable ya que normalmente suelen apartarse de mi camino) le pienso decir cuatro cosas a ver si se da por aludido del estilo «que corra el aire» u «hola guapo (sin haberme lavado los dientes)» o «¿qué? queriendo hacer amigos, ¿eh? pues con tanto roce me va a salir un sarpullido»…

Foto: omnia_mutantur

21 comentarios en “Que corra el aire”

  1. Si pues si vais a tokyo, el metro es un infierno! estuve alli 7 dias con mi novia y cada noche para volver al hotel teniamos que convertirnos en salchichas emparedadas… ahi si que no hay distancias ni ostias, tienen una habilidad innata para estrugarte y que todos entren dentro sin que nadie se quede fuera, que agobio !

  2. Hola GLT, me recuerda tanto a mi epoca de ir en tren… mis 12 casi 13 años en tren han dado para tanto!!!! que te puedes imaginar… no quiero ni recordar, y ahora se me hace raro pensar que cuando yo ya estaba hasta el moño de ir en tren que seria en el segundo de esos 13 años que digo, vosotros, mis amigos, familiares, vecinos, compañeros, novios, primos etc no teniais ni idea, pues fui la primer gilipoyas que trabajaba en Barcelona. Por suerte me acabe librando de ello, pero se dice que llamas a tus miedos… y no me quiero cagar en to… pero a ver si voy a acaber teniendo que ir otra vez en tren…. me cachis!. Hasta el finde! que nos lo vamos a pasar genial!!!

  3. La verdad es que es sorprendente, lo automatizado que estamos. Me he sentido totalmente identificado, con eso de que todos los días te sientas en el mismo sitio. La verdad es que yo al subirme al transporte público, inconscientemente me dirijo todos los días a sentarme en el mismo sitio. Hay cosas que tenemos tan automatizadas, que siempre las hacemos igual.

    José Luís.

  4. Yo realmente he pasado en la capital por el lateral de un colectivo y ver la gente arrumbada sentada en las escaleras, volviendo del trabajo a la casa y digo, pobres, realmente me compadezco de ellos.

  5. ¿No dicen que del roce hace el cariño? A ver si esos posts tan espaciados son porque de tanto roce has acabado casi encima del conductor, que se llama Manolo, tiene bigote y ahora vivís un romance, con camisetas iguales y pantalones a juego y te pasas el día subido en el autobús. Incluso habréis pensado en comprar un gato o un perro y habrá habido un pequeño enfado con su tórrida reconciliación.

    Pero puedes seguir echándole la culpa a los demás. Suele funcionar ;D

    Ps: He vuelto whahahahaha

  6. Deberias venir a China… verias lo que es el contacto fisico en su maxima expresion… para ser una sociedad que apenas se besa, se abraza o muestra ningun tipo de contacto en las presentaciones… en los medios de transporte es como lo que tu explicas, pero multiplicado por 100… siempre los comparo con las hormigas, se chocan y siguen su camino, se pegan codazos y nadie se enfada, lo tienen asumido. Es mas, no se cuelan en las colas… simplemente optimizan el espacio y si delante de ti hay un pequeño hueco, y si pueden ocuparlo rozando ligeramente tu brazo con el suyo y golpeando tu pierna con las bolsas que transportan… por que no? Es mas, si no avanzas en la cola hasta pegarte totalmente al que tienes delante, si no se pueden colar te iran empujando con su carrito, con sus maletas o con lo que tengan a mano… pero sin mala fe…

  7. Definitivamente el ser humano solo es gregario cuando le conviene, o cuando le toca, no por que realmente le guste y la situación en los buses es prueba de ello.

    SEO london

  8. Pues no se me ha vuelto fino e insociable el primo; hombre la verdad es que en el transporte publico a veces es desagradable ciertas situaciones habiendo tango microtalco y otros productos, no?

  9. je,je muy buena, me quedo con esta frase:

    “¿qué? queriendo hacer amigos, ¿eh? pues con tanto roce me va a salir un sarpullido”…

    me gustaria ver la cara que pone tu compañero de bus cuando le sueltes esa frase, ja,ja

  10. Pingback: Bitacoras.com

Los comentarios están cerrados.