Conocidos en el tren

Imagina por un momento que te encuentras con alguien que hace tiempo que no ves en la estación de tren. Hay gente que intenta hacer como que no lo conoce evitando la mirada o bien haciéndose el loco. Pero si al final él te llama la atención o decides saludarlo, se abren nuevas incógnitas que vas a tener que resolver a lo largo de lo que dure el viaje.

 

No suelo ser muy hablador a menos que pase algo que desconozco en mi cerebro que me da por charlar por los codos. Aunque normalmente me ocurre lo primero. Sobretodo con gente que ya no tienes un vínculo de ningún tipo por el tiempo que ha pasado. Pero ahora no voy a escribir sobre mi experiencia personal, sino más bien la ajena.

 

Te das cuenta de que empiezas por temas que te relacionaban con el conocido años ha, pero claro todo tiene un límite. Luego sigues con lo que cada uno está haciendo en el presente y experiencias personales, que seguramente no interesan a nadie, pero hay que seguir ya que todavía no ha llegado tu destino (y casualmente hoy el tren está tardando más de lo normal). Luego se pregunta por la familia y finalmente por como está el tiempo y el mundo en general. Todo esto te puede dar para media hora tranquilamente. El resto ya son banalidades que si lo último no interesaba, ahora has llegado a un punto chungo. Y las señales inequívocas son los bostezos, la falta de atención por la parte que no habla, los monosílabos como respuesta… y varias más que seguramente no hace falta una prueba visual.

 

La cosa cambia si la persona que tienes delante es atractiva para el otro. Parece que el cerebro acude a las artimañas más brutales para conseguir la atención de cualquier forma. Lo bueno pasa cuando el sentimiento es mutuo, pero peligroso cuando uno de los dos no siente dicha atracción. Entonces el otro se da cuenta y deja de insistir, se da cuenta pero ha de machacar hasta que ceda o no se da cuenta y el afectado va a pasar uno

 

Yo he visto diferentes desenlaces, pero la que más me ha gustado es la que cuando se acaban los temas cada uno hace lo que le da la gana y mientras uno duerme, el otro escucha música y/o lee. Las cosas claras y el chocolate espeso. Supongo que más vale eso que pecar de falso.

4 comentarios en “Conocidos en el tren”

  1. …Oh, los trenes… Esos lugares de encuentros con gente olvidada en el tiempo y en el espacio…

    Odio que me pregunten… ¿y qué haces ahora? Más que nada, porque como cada vez me dedico a algo diferente…

    Saluditos…

  2. A mí sí que me ha pasado.

    Me he encontrado con personas con quien me he pasado todo el viaje hablando, con personas con quien recuperas la amistad o lo que fuese que nos uniera, con personas de las que he pasado de largo pronunciando un escueto "deu", con personas con las que te ves obligado a pararte pero acabas con el mp3… soy una experta en encuentros "treniles" jajajaja

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