No sé hasta cuando

Vamos a empezar por un caso común y generalista: dos personas se conocen en un lugar y una situación indeterminada. Pasa el tiempo y cada día se caen mejor, se acercan más, se buscan más… Un día, por algún motivo, las dos personas se separan porque sus vidas siguen otros caminos (no ha habido ningún conflicto y solo queda una evidente tristeza). Comienzan a transcurrir los días y la comunicación entre los dos es fluida, casi como si no se hubieran separado, pero pasan los meses y del chat diario se ha pasado al Facebook y de éste al correo. Ha transcurrido un año y medio o dos (quizás menos, pero vamos a suponer que la antigua relación era fuerte) y dicha comunicación ya es esporádica o casi nula. En medio de todo este deteriorante proceso los dos personajes han quedado en algún momento para comer, irse de fiesta o similar, pero nada que ver con tiempos anteriores. Pero llega ese día en que se encuentran casualmente por la calle y después de los saludos correspondientes y ponerse al día con un resumen improvisado y muy escueto, sale de la boca de uno de los dos el «pues ya te llamaré y si eso quedamos«. Por supuesto la fatídica frase va acompañada de una contestación tipo «vale, vale… ya si eso quedamos«. Nunca más se supo y si se supo fue por terceras personas. Hemos pasado de una relación muy estrecha a simples conocidos.

Quizás este es un caso extremo. Quizás pienses que si dos personas se llevan muy bien es imposible que dejen de verse. Quizás no te lo creas. Quizás no te haya pasado nunca. Quizás, pero creo que puedo asegurar que eso existe y más cuando una de las dos partes por alguna razón (profesional, emocional, cambio de entorno familiar o de amistades, filosofía de vida, dispone de más amigos que le suplen ese hueco, no quiere seguir sufriendo la pérdida…) ha dejado de prestar interés por continuar la relación. No estoy diciendo que alguno haya tenido malas intenciones o similar (demasiado generalista, lo sé), simplemente la relación acaba. Punto. Seguramente echarán la mirada atrás y recordarán los tiempos pasados. Seguramente. Pero solo quedará una agradable sensación muy lejana.

Puede que la vida, la casualidad o el azar les lleve a reencontrarse y por las circunstancias retomen la vieja relación… aunque puede que no sea como antaño. El tema es que existe el miedo a perder a alguien pero que cuando pasa hacemos de tripas corazón y lo superamos de alguna forma. Tal vez en un mundo ideal las personas que realmente lo quisieran así no se deberían separar nunca, pero quizás no tendríamos suficiente hueco para todos los nuevos que vinieran.

¿Tener muchos amigos enriquece más a la persona? ¿Dejar atrás a alguien te hace más fuerte? ¿Olvidar una vida que has tocado te hace superar un trauma? ¿No moverte de tu entorno te hace más seguro?

De cualquier modo, si tienes la tremenda suerte de encontrarte con alguna persona que te sea afín y que veas que conectas realmente, quizás sería interesante evitar por todos los medios separarte de ella. Puede que nunca vayas a tener una oportunidad tan clara como esa.  O quizás esa no es la mejor oportunidad que te puedas encontrar en la vida. Parece una lotería.

Tomar la vida como llega y aceptarla como se va es quizás el esfuerzo más difícil que nos podemos llegar a encontrar.

Foto: Gustavo Vara  www.gustavovara.com

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