La rutina
Algunas veces te puedes llegar a plantear el por qué de los sacrificios que llegas a realizar. Y no me refiero a esos sacrificios reales, sino los sacrificios más bien banales, aquellos que te van machacando día tras día. Si bien no tienen demasiada importancia, de vez en cuando sí empiezan a notarse cuando se repiten día tras día. Algo tan simple como el levantarse la mayor parte de la semana a una hora intempestiva, hace que vayas acumulando algo que luego tiene que reventar por algún sitio.
Supongo que para superar situaciones así lo mejor es tener algún tipo de motivación que te ayude a seguir y dejar un poco de lado el sufrimiento que te produce la acumulación de pequeñas cosas del día a día. Por supuesto que no es nada fácil (ni encontrar la motivación ni olvidar lo que te está pasando), pero si buscas seguro que encuentras. Pueden ser cosas tan simples como el chico ese que ves cada mañana en el autobús, los compañeros (o el compañero) de trabajo, ver amanecer, respirar aire puro si sales fuera de la ciudad, la panadera que te sirve la pasta y el café, los buenos días sinceros de un amigo… Cada uno se puede buscar la motivación del día.
La lástima es que no siempre es fácil y te llegas a desanimar. Por tanto y por tu salud, te recomiendo que por lo menos lo intentes o sino conseguirás amargarte lo que te queda de vida y créeme, puede hacerse muy larga en esas circunstancias.