De bajón
A todo bitacorero (o blogger como se suele decir) tarde o temprano le llega ese momento en que empieza a cuestionarse si seguir con su bitácora, bajar el ritmo escribiendo menos, saturarse, no saber qué decir y no sé cuantas cosas más. Sé que este tema es típico de los que escriben en la blogosfera y con los casi 5 años que voy a estar en línea creo que nunca me he quejado.
Sí, también he dicho que no soy lo locuaz que me gustaría, que veo las cosas desde un punto menos espectacular de como lo cuenta gente cercana a mí y todas esas cosas, pero a mí lo que me pasa es que me cuesta comenzar. No sé de qué va a ir el tema hasta que no escribo la primera frase. Luego me sale todo tan fluido que he de parar para que no parezca una sarta de palabras que no interesen. En serio, muchas veces miro el número de palabras (el editor de WordPress te ayuda en eso) y si pasan de 300 empiezo a preocuparme. ¿Por qué? Pues porque cuando alguien entra en EBDT (sobretodo los casuales) sé que quiere un texto ligero ya que si lo densas demasiado aburre y pasa de terminarlo.
Queremos las cosas YA y si con 5 líneas te puedes enterar de algo o bien no lo encuentras interesante, te marchas y se acabó. Así es Internet y así pasan las cosas. Por eso muchos abandonan a la mínima que no les comentan o creen que nadie les lee o el número de visitas diarias no sobrepasa las 1.000 diarias.
No tengo una bitácora que me lea mucha gente (tan solo unos 40 suscriptores por el feed), la mayoría de los que llegan aquí lo hacen porque han encontrado algo en Google que les dirige a EBDT (en 5 años es normal que el famoso buscador “empiece†a indexarte por lo menos por el tiempo que llevo). Los que llegan directamente es porque me conocen personalmente y les he dado la tabarra para que aumenten mi ego (léase número de visitas) o bien por lo mismo: el tiempo que llevo aquí. Diariamente, si tengo 60 visitas, por día ya me puedo dar con un canto en los dientes. Mi dominio creo que lo han valorado en casi 2.000 dólares (que para una costillada no está mal, pero poco más)…
Total, que no tengo nada para tirar cohetes, pero me alegro de haber contribuido a que gente de un antiguo colegio de EGB haya podido reencontrarse de nuevo después de tantos años y conservar amistades que si no hubiese sido por este medio igual los hubiera perdido.
¡Mierda! 449 palabras. Ya se me ha ido la mano otra vez.