Pues parece que en EE.UU. están un poco sensibleros desde el 11 de Septiembre, o como ahora está de moda, el 11-S. Al parecer una cría de 14 años se le ocurrió la genial idea de poner una imagen del presidente de los EE.UU. satinizada con una daga sanguinolenta en su bitácora de MySpace.
Pues resulta que mira por donde, da la casualidad que lo ven los agentes federales del joven país y se pillan un cabreo que empiezan a investigar quién es el malo malísimo que ha puesto eso. Y después de arduas investigaciones llegan a la conclusión que es una chica de 14 años y como tienen en sus bases de datos todos los datos de sus ciudadanos, se enteran en que colegio estudia, dónde vive, a dónde va, de dónde viene, cuándo le arrancaron una muela y la talla de bragas cuando le venga la regla. Pues bien, estos machotes señores se presentaron en la escuela donde estudia la pobre chica con un cabreo de mil pares de cojones, la sacan de clase y le empiezan a acusar de que si quiere matar al presidente, que qué maneras son esas de poner una foto en el Interné, que mira que como lo mates te pegamos una paliza, que si al presidente no se le amenaza, que si te vamos a vigilar, que esto es un delito federal… Vamos, lo normal en unos agentes que tienen un asesino en potencia elevado al cubo delante suyo.
A la pobre, después de esas amenazas y otras más que me reservo comentar, se puso a llorar (no me extraña con la cara de mala leche que tienen que tener esos agentes) y entonces le invitaron a quitar esas proclamas para que no se ofendiera nadie más ni le tocaran más las narices.
Eso sí, esta chica está en la lista negra de estos machotes y seguro la vigilarán por tiempo indefinido para que no se desvíe del camino.
Información más detallada aquí o aquí (esta última para los que entiendan inglés).
Este es un ejemplo más de cómo el sentido de la libertad que tiene el govierno estadounidense no es el mismo que el que tienen sus ciudadanos.
Si no te gusta que pasen estas cosas, recuerda, como mínimo vota aunque la historia nos demuestre que todos los políticos son el mismo perro con diferente collar.