Es lo que tiene esto de la informática para alguien que no tiene ni idea de qué va este tema. Para ti y para mí puede ser algo normal, pero seguro que para gente de la calle pues seguro que no tanto. Y con esto no quiero decir que sean tontos. 😉
¿Hoy qué es? Vierrrrrrrrrnessss. ¿Y qué pasa los viernes? El tiempo. ¿Y aparte de eso? Pues que falta menos para el lunes. Ya, pero ¿qué es lo que pasa aquí, en el bocadillo? Pues… ¿putrum, putrum? Pues eso. Tranquilo, no dura mucho.
Cuando estéis tranquilamente trabajando, vigilad vuestra espalda o un desalmado os puede hacer tocamientos en zonas sensibles de vuestros cuerpos. Y por mucha guantá que luego le arreéis, el tocamiento ya está hecho.
Me gustaría escribir como algunas amigas o conocidas que tengo, pero he de reconocer que no soy capaz. Yo no nací para la escritura. Recuerdo cuando en E.G.B. (estaría en 7º u 8º) estábamos en la clase de Lenguaje y el profesor nos hizo leer un texto en el que luego teníamos que responder a preguntas suyas. Pero el fragmento que más me llamó la atención fue uno que decía así: «¡Como lloran las carretas camino de Pueblo nuevo!«. Es una poesía (¿o una cación?) de Juan Ramón Jiménez. Yo me imaginaba a a las carretas llorar con unos lagrimones de aquí te espero. Pero, como siempre, me equivocaba. Resulta que es una forma que tiene el autor de describir los crujidos de dichas carretas y concretamente las ruedas (…) La verdad, yo me quedé con dos palmos de narices. Hay más, pero tengo la suficiente vergüenza para no seguir. Desde entonces leo los textos de otra manera. Ahora creo que los autores normalmente utilizan mucho el sentido figurado que me fastidia mucho. Quizás por el trauma que me generó la lectura en su día. ¡Con lo fácil que sería escribir de forma llana! Pero claro, no tendría el mismo sentido artístico.
Allá vienen las carretas… lo han dicho el pinar y el viento, lo ha dicho la luna de oro, lo han dicho el humo y el eco… – Son las carretas que pasan estas tardes, al sol puesto, las carretas que se llevan del monte los troncos muertos… – ¡Cómo lloran las carretas camino de Pueblo Nuevo! – Los bueyes vienen soñando, a la luz de los luceros, con el establo caliente que huele a madre y a heno. – Y detrás de las carretas, caminan los carreteros, con la aijada sobre el hombro y los ojos en el cielo. – ¡Cómo lloran las carretas camino de Pueblo Nuevo! – En la paz del campo, van dejando los troncos muertos un olor fresco y honrado a corazón descubierto. – Y viene el Ãngelus desde la torre del pueblo viejo, sobre los campos arados que huelen a cementerio. – ¡Cómo lloran las carretas camino de Pueblo Nuevo! – Cuando pasan las carretas por la puerta de mi huerto, rezo por los pobres troncos un humilde Padre Nuestro; – y sueño con una lluvia de rosas para los viejos que den amor a los nidos estas tardes del invierno… – ¡Cómo lloran las carretas camino de Pueblo Nuevo!
Juan Ramón Jiménez «La tristeza del campo», VIII. «Pastorales»
Los tíos no tenemos complejos a la hora de ir al lavabo a miccionar. Si hace falta se la aguantamos al vecino para ayudarnos en cualquier tarea que se preste. Y eso que no solemos ir en grupo como ellas.
Hoy tendría que ser el día del silencio. Que no se diga nada. Si te quieres comunicar con alguien podrías utilizar una mirada, una caricia o lo que fuese, pero ni una palabra. Un día de descanso para nuestros oídos. Una sensación parecida cuando vas a un lugar remoto en el bosque y no oyes nada. Es ese el día que busco yo.