Pues imagina por un momento que sueñas con ese coche nuevo, esa vecina o vecino de enfrente, ese ascenso tan preciado, el gordo de la lotería o qué sé yo. La cuestión es que sea algo que le vayas dando vueltas casi todos los días por tu cabeza. Que realmente sea algo importante para ti. Da lo mismo que sea material, moral, emocional, económico…
Ahora vuelve a imaginar que tu sueño, ese que tanto anhelas, por alguna razón sabes que tiene muchas posibilidades de caer en tus manos y que ahora está más cerca que nunca. Podríamos decir que tienes un 95% de posibilidades. O mejor aún, que lo tienes delante de tu nariz esperando a que simplemente lo cojas. ¿No da un poco de miedo? ¿No preferirías seguir deseando a tenerlo definitivamente? ¿No te preguntas qué pasará una vez lo tengas en tu poder? Igual no es lo que esperabas. Es posible que no cumpla tus expectativas. ¿Y si te conviertes en un rey Midas?
Según en que momentos me gustaría desear más que tener, más que nada por los miedos que puedan aparecer, pero en otros… ay en otros…
Lo mejor de todo es que cuando consigues lo que tanto ha deseado lo que se debe de hacer es primero disfrutarlo y nunca descuidarlo…
bueno, es comun en los seres humanos, el deseo hace que nuestras vidas tengan sentido, creo yo que lo ideal es fijarse metas claras y no tener ni miedo ni culpas…
A ver, imagínate que piensas: «Quiero ser rico» y te conviertes en un tirano pringado de pasta pero con asesinatos y hambre a tu alrededor…
Te recomiendo que busques cositas sobre la física cuántica!
Creo que una vez que consigues eso que tanto quieres, luego de vivirlo, usarlo, disfrutarlo, cuando vas perdiendo el interés en ello, propondrás una nueva meta e irás por ella.
Creo que es parte de la naturaleza humana.
Saludos,
Vivi
Perfumes de Mujer
Pilix, la paciencia es una virtud… 😉
Tengo muy claro qué es lo que deseo pero más que desearlo me gustaría tenerlo ¡Y yaaaa!
o lo importante es el camino no el destino. Que es lo mismo.
saludos
Paloma Roca