El verano ya llegó
Muchos de mis conocidos (sobretodo los más cercanos) saben que odio el calor y en consecuencia el verano. Eso sí, reconozco que tiene cosas buenas como que por ejemplo las chicas de buen ver enseñan más carne. No sé si por el calor o para decir «mira lo estupenda que estoy y que no vas a probar». Hay otras no tan importantes como que la gente sale más, está más contenta y todas esas cosas.
Vale, todo eso en verano. Pero aunque hasta el 21 de junio (que yo sepa) no empieza oficialmente, las temperaturas pueden subir previamente más que en invierno (evidentemente). Y por subir me refiero pasar de 10º C a 22-25º C. Es notable pero no como para tirarse a la playa (hombre, si está buena (pequeña frase jocosa del día)). Pero es que hay gente que se adelanta como hace El Corte Inglés con la Navidad.
La semana pasada iba en el autobús y me fijé en un tipo que llevaba una camisa floreada por fuera de las bermudas, todo ello conjuntado con las evidentes chanclas. Llegados a este punto piensas (porque uno de vez en cuando lo hace): si ahora con 23º C en la calle va así, no quiero imaginarme (bueno, quizás cambiaría de parecer si hubiese sido una chica agradable de ver) cómo debe ir con 34-38º C. Aunque mi cerebro, que dicen que es muy inteligente, no lo es tanto y me hace una muestra visual imaginada del tío a esas temperaturas. Entre eso y los tumbos que daba el autobús, preferí agarrarme a la baranda no fuese a marearme.
Supongo que ese tipo de personas son las que les encanta el verano, el calor, la playa, el chiringuito… y vistiéndose así se autocomplace de que ya está de vacaciones. Supongo que también son de los que en invierno y a temperaturas moderadas 8-12º C (en España cada año parece que estamos en el trópico) se ponen sus botas, pantalones de pana, camiseta, camisa, jersey, anorak de esos gordos, bufanda y gorro hasta las orejas (obviando la ropa interior de pura lana, claro). Que son los mismos que luego se meten en el coche y parecen el muñeco Michelin conduciendo un Micra. Te da la sensación de que cuando abran la puerta van a salir rodando.
Total, que yo me quedo con mi invierno y mi fresquito que no me lo toque nadie. Aunque con tanto cambio climático igual nos quedamos con solo una estación veraniega.
Foto: yaι sHeta