La felicidad
Mi hijo de pocos meses no sabe todavía caminar, pero apunta maneras cuando lo coges por sus brazos y lo pones en el suelo. Pues bien, el otro día cuando llegué a casa, resulta que mi madre lo tenía cogido de esa forma e iba caminando a su manera, concentrado en avanzar. La cosa es que cuando me vio empezó a lo que podríamos denominar correr hacia mí. Ya sé que parece una chorrada, pero cuando ves que la alegría que le da a tu hijo provoca que acelere sus piernecillas descontroladamente es algo que te queda muy grabado en la mente. Cierto es que soy un consumidor empedernido (como la mayoría de la gente de esta sociedad) y que cuanto más tienes, más quieres y menos te llenan, pero cuando te pasan cosas así algo te rebosa y te sobra todo lo que te pueda rodear. Entonces, ¿por qué seguimos engañándonos de que un objeto nos puede dar la felicidad?
Compramos compulsivamente y sin necesidad porque creemos que nos hará la vida más fácil, seremos menos desdichados, daremos una imagen de bienestar… en total, depositamos nuestras esperanzas en algo inerte y sin vida: un coche nuevo, una casa nueva, un reproductor MP3, un ordenador… Y lo malo es que cuando ya disponemos de algo resulta que al cabo de un tiempo (suele ser breve) ya no le prestamos la atención que tuvo en un principio.
¿Tan desgraciados nos sentimos que no nos basta con lo que nos damos los unos a los otros? ¿O es que no nos damos suficiente?
Dicen que los niños (cuanto más pequeños mejor) y los perros (sin ánimo de comparar y por nombrar un animal cercano a nosotros ya que no son los únicos) son los que te dan una fidelidad incondicional. ¿Es que cuando nos hacemos mayores nos volvemos hipócritas y desconfiados? ¿Tan malos nos volvemos que desconfiamos de nosotros mismos?
Por cierto, me voy a comprar un AirPort Express con AirTunes que voy a poder escuchar toda la música de mi iTunes por WiFi en mi equipo de música Dolby Surround. Mola, ¿eh? Seguramente a partir de ese momento voy a ser más feliz (aunque no sé si al cabo de 10 minutos de usarlo seguiré en el mismo estado).
Foto: pasotraspaso