Debate estéril
Me encantan los debates que dan en la televisión. Cuando puedo y si el tema es de mi interés intento quedarme y ver las diferentes opiniones que se barajan en el programa.
El problema es que nunca se llega a ningún sitio. Sí, se dan las opiniones y cada uno tiene su postura sobre el tema en cuestión, pero por mucho que se habla no se arregla nada. No se solucionan los problemas y todo sigue igual. Entonces, ¿por qué interesan tanto? Pues porque parece que se va a llegar a algo, aunque luego no es así.
El último que vi fue la eterna discusión sobre el catalán/castellano. Unos estaban a favor del catalán y otros del castellano. A estos se les unía los que no estaban ni a favor ni en contra. Total, que todo se quedó en aguas de borrajas y lo único que sirvió fue para que quedara patente la inclinación del presentador y el personaje famoso invitado que parecía que sus opiniones prevalecían sobre el resto de participantes.
Esto también me recuerda un debate que tuvimos en el instituto donde algunos nos tocaba estar en un bando y a otros en el contrario (estuvieras de acuerdo con lo que defendías o no). El tema fue el machismo y a mí me tocó hacer de machista. Pues se ve que lo hice tan bien que luego mis compañeras de clase casi no me querían dirigir la palabra. Así que lo único que gané fue un disgusto y no llegamos a solucionar nada.
Así que, aunque rebatir ideas es muy sano, cuidado con quien las rebates. Además, ten en cuenta de que si es un tema generalizado seguramente no llegarás a solucionar nada y lo único que conseguirás es gastar energía innecesariamente.
Foto: World Economic Forum