El chiste del día

En el Corte Inglés de Barcelona tenían una crisis de ventas muy fuerte y en una reunión de altos jefes se plantea el problema y se piden soluciones.
El jefe del corte ingles de Alcorcón dice:
– Yo tengo un vendedor realmente fabuloso, es increíble. Si quieren se lo puedo prestar un par de meses a ver que tal.
Como nadie aportaba más soluciones el de Barcelona aceptó sin confiar mucho.
El primer día de trabajo en Barcelona, el jefe baja de incógnito para ver al fabuloso vendedor y, escondido, oye decirle a un cliente:
– Pero hombre con un anzuelo tan pequeño va a coger peces muy pequeños es mejor que se lleve los del 9, por cierto ¿qué caña tiene?
El cliente: – Una plegable pequeña.
Vendedor: – Estos anzuelos son para cañas de fibra. Precisamente tenemos una en oferta que le vendrá fenómeno.
El cliente: – Mmmm no sé, bueno vale.
Vendedor: – Por cierto, ¿dónde pescará? ¿En el mar o en el río?
El cliente: – Yo, en el río hombre.
Vendedor: – No hay color, en el mar se cogen unos besugos, unas doradas… mire tenemos una lancha en oferta que es una ganga con motor de 25 caballos y todo.
El cliente: – No sé. Se me sale mucho del presupuesto.
Vendedor: – Nada, nada, tenemos un sistema de financiación que lo paga sin enterarse, por cierto ¿qué coche tiene?
El cliente: – Un Renault Clio.
Vendedor: – No hombre, no puede ser, ese no puede con la lancha. Mire, tenemos una oferta de 4×4 increíble. Se lo lleva ahora mismo y no lo paga hasta dentro de 6 meses.
El cliente: – ¡Oiga! Esto sí que se me sale totalmente del presupuesto.
Vendedor: – Nada, nada, firme aquí y verá como disfruta de todo. Además le regalo este móvil y todo.
Total que el hombre firma y se va y el jefe, que lo había visto todo, está emocionado; se le acerca y le dice:
– ¡Increíble! ¡Fabuloso! ¡Nunca en mi vida había visto una cosa igual! Le ha vendido 7 millones a un hombre que venia a por unos anzuelos de 50 pesetas.
Y el vendedor contesta:
– ¿Anzuelos? ¿Qué anzuelos? a ese me lo encontré en las escaleras, me preguntó que donde estaban las compresas y le dije: «¡Pero hombre! ¿Vas a estar una semana sin follar y no te vas a ir de pesca?