El culpable siempre es el mismo
Me da rabia que siempre el culpable de todo o el que llega a pagar el pato de todo es el ciudadano. Da igual quien se equivoque. Ya sea las mentes pensantes, los cultos, los de las altas esferas o los empresarios. Da igual el daño que se haga hecho. La culpa siempre será del mismo.
Últimamente estamos evolucionando muy deprisa. Coches, plásticos, gasolina, aceites, todas las basuras al mismo contenedor, tabaco, contaminación… Y no, esta no es una entrada como la anterior sobre el cambio climático, no. Esta es una entrada de aquel que ahora lo culpan y señalan con el dedo de que no recicla, que consume demasiada energía, que no mira por el prójimo, que usa demasiadas bolsas de plástico, que gasta mucha agua, que mantiene el motor de su coche demasiado tiempo encendido en un atasco, que no recicla… vamos que me he vuelto una persona de lo malo malísimo que lo único que me falta es de asesinar a sangre fría para ser un malo chungo de verdad.
Todos estos años he sido un idiota. Sí, reconozco que lo he sido porque he hecho lo que me han dicho que haga. Me dijeron que viajar en coche era lo más gratificante y según la valía del automóvil denotaba mi estatus económico aunque no lo llevara escrito, así que cuanto más grande mejor; cuando iba a comprar a una gran superficie me dijeron que encontraría todo lo que necesito y no hacía falta que me llevara la cesta o el carrito de la compra, ellos se encargaban de todo; cuando me vendieron el horno me dijeron que para ahorrar tiempo lo necesitaba de gran potencia para poder hacer el asado mucho antes; en la televisión me ofrecían miles de cosas de todo tipo que no sé si las necesitaba, pero me ayudarían a ser más feliz; me ofrecieron un cigarro porque fumar era lo más macho; cuando me compré un jamón me regalaron un móvil y como me gustó desde entonces tengo colesterol alto y dolores de cabeza.
Ahora todo ha cambiado. Ahora resulta que todo lo que hacemos está mal. Todo lo que nos han dicho que hagamos porque estaba bien, resulta que ahora no lo es. ¿Quién lo va a pagar? No hay duda. Ahora toca reciclar, no fumar, no utilizar bolsas de plástico, reutilizar las aguas fecales, utilizar el transporte público, hacer deporte porque resulta que aquel sofá tan cómodo para ver la tele no es tan bueno para la salud, nos meten más leche a las natillas que ahora saben a agua, menos grasa en las patatas fritas, el aceite del coche no se puede tirar así como así, los plásticos en un cubo, la materia orgánica en otro, el cartón en el azul, el cristal en el verde… y encima has de pagar el impuesto de reciclaje.
Como te digo, ahora soy una mala persona que durante años no he pensado más que en mi propio beneficio. La próxima vez que vea en la tele y me digan que me compre un coche eléctrico le prendo fuego (por cierto, ¿eso contamina?).
Imagen: dlanham
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